Años Luz. Retrospectiva

viajes personales y experiencias sensoriales con años luz

Para poder construir entre estrellas hay que hacerlo desde la oscuridad, brillar con luz propia y en compañía de otras personas con las que sumando pequeñas luces puedes construir universos.

Comienzo esta retrospectiva con el último vídeo y con una reflexión en forma de autocita que llegó a mitad del viaje.

Una pieza de vídeo mirada, filmada y editada por Roberto Almarza con escenas del último taller de años luz que Aurora Gorrión y yo montamos en Ellaluna. Es un video muy diferente a los demás, muy suyo, muy nuestro, muy nuestras niñas, muy cuéntame... en realidad, muy como quiero contar y recordar aquellos poquitos días de antes de nacer Lucas en los que fingía no estar ya trabajando sino haciendo y hablando de cosas bonitas con amigas y compartiendo momentos y generando recuerdos en familia.

Ha pasado algo más de un año desde aquel día, de hecho ha pasado toda la vida para mi pequeño y por lo tanto para mí, toda mi nueva vida. Parece mentira que el tiempo pase tan rápido y a la vez sea capaz de transformarnos tanto en ese pasar sin darnos cuenta.

Echo de menos enamorarme de los proyectos, apostar por ellos por entusiasmo y desapegarme sin miedo cuando la vida toma otras derivas que abrazaba con ilusión. Hace un poco menos de un año que ya no me reconozco en esta definición, puede que no vuelva a ella, pero forma parte de lo que fuí y me apetece revisarla. Años Luz es el viaje también a ese universo interior que ahora está haciendo su propio Big Bang y creo que necesito volverlo a contar desde el principio.

EQUIPO

Propuesta: Aurora Gorrión y Sara San Gregorio

Colaboración: Equipo Escuela Libre Ellaluna

Grabación y Montaje: Roberto Almarza

Un año luz es una unidad de distancia que se calcula como la longitud que recorre la luz en un año en el vacío, utilizada especialmente para medir distancias entre objetos astronómicos.

Hace años conocí a Aurora entre tijeras y recortes , en los encuentros que organizaba de collage: Gracias a las redes sociales, pude seguir su trabajo y conocer sus maravillosos collages en los que las estrellas estaban siempre presentes. También gracias a las redes, ella pudo seguir todas las derivas lúdicas que iban tomando mis proyectos y cuando su pequeña tenía ya un año yo me encontraba despidiendo Medialab con los talleres de “Jugar el Espacio” . Aquí nos encontramos jugando con luz, y empezamos a hablar de hacer algo juntas.

Yo estaba dejando atrás los que , aún hoy, han sido los años en los que más feliz he sido profesionalmente. Hacía unos meses empezaba mi duelo por haber despedido a mis compañeros de trabajo que se habían convertido en personas fundamentales de mi red afectiva y  de mi día a día. Estaba dejando atrás el tiempo de semi ficción en el que formé parte de una utopía compartida basada en la cultura libre, el apoyo mutuo y la búsqueda colectiva del bien común en la que yo trabajaba para incluir a las niñas y niños en la vida cultural de las ciudades y en Medialab en particular. Parece que este proyecto de investigación-acción se afianzaba como cierre, con jugar el espacio; una serie de talleres para diseñar entre todos un espacio para el juego en Medialab… pero no era tan fácil ni estaba tan consensuado y lo que parecía probable (y triste) durante esos meses  se cumplió: ese espacio no iba a quedarse. Fué difícil también despedir un proyecto tan arraigado en mí que en ese momento solo concebía en ese lugar. 

Años Luz llegó en el momento en el que yo aún no estaba preparada para renunciar. Seguía queriendo investigar el juego, seguía queriendo diseñar objetos, espacios y experiencias para jugar con luz, quería ver también cómo podía hacer todo aquello en contextos nuevos y quería esperar un poco a situarme como “profesional” en el mundo de ahí fuera.

Con los conceptos espacio, tiempo y universo di nombre a Años Luz para presentarnos a la convocatoria de “Se Alquila Tiempo”. Arrancar proyectos a partir de convocatorias diversas me había funcionado durante estos años. La diferencia es que esta vez no tenía una factura de mediación.investigación que emitir a final de mes :(. 

La convocatoria de “Se Alquila” esta vez se hacía en un espacio difícil de oscurecer y no pudimos realizarla allí. Con el proyecto ya avanzado presentamos la propuesta de Años Luz a la escuela libre Ellaluna, la escuela con filosofía Reggio Emilia en la que Aurora formaba y forma parte de la comunidad de familias que la comparten.

Estas palabras abrían las primeras convocatorias:

Años Luz es una propuesta artística ideada por  Sara San Gregorio diseñadora de objetos, espacios y experiencias lúdicas  y Aurora Gorrión; collagista profesional, diseñadora y escenógrafa que se unen en este proyecto para llegar a la luna junto con todo aquel que se quiera sumar al viaje.

Un año luz es una unidad de distancia que se calcula como la longitud que recorre la luz en un año en el vacío, utilizada especialmente para medir distancias entre objetos astronómicos.

Abrimos el desván de la escuela Ellaluna y proponemos experimentar el tiempo a través del espacio, los recorridos y las distancias relativas de nuestros recortes, collages y piezas astronómicas. Planteamos una instalación artística para ser jugada, recorrida y modificada, con juegos de luz, proyecciones, juego de construcción, dibujo espacial y collage interestelar en continuo proceso.

Es una instalación abierta a todos los públicos pero especialmente a las personas que aún no miden el tiempo con un reloj.

Prepararemos un espacio con diferentes juegos de luz y varias superficies de intervención en el que de modo analógico hemos creado una pieza audiovisual inmersiva y colaborativa.

Esta pieza audiovisual contaba la historia de una niña cohete que viajaba a la luna con amigos en su tripulación y en su viaje se iba encontrando objetos astronómicos con los que se podía jugar en otros rincones de la instalación. Los personajes de este relato-collage estaban creados por Aurora Gorrión, con recortes que atesoraba desde hace años y que vieron la luz ( y contaron la historia con ella) en este proyecto. Con estos personajes y con las piezas de microarquitectura  flúor, Aurora iba creando diferentes collages en directo con el retroproyector y las niñas y niños iban completando la ilustración pintando sobre el papel blanco que se proyectaba. Unos días después quedamos para grabar el collage en acción y esa grabación nos acompañó como una peli “interactiva” en siguientes sesiones.

En torno a la idea del espacio, la luna y las galaxias fuimos creando diferentes rincones. Algunos con proyecciones que nos prestó la NASA, otros con piezas de microarquitectura colores flúor sobre mesas de luz y después brillando con luz negra. Placas E-Radiant, tul, paredes de cartón, cuerdas… entre las proyecciones y en las últimas sesiones por fin aparecieron los juguetes y los muebles que desde el principio de Años Luz había querido diseñar.

Necesitaba asociar uno/ o varios objetos al proyecto y diseñé y produje algunas “piezas estelares” unas piezas doradas con las constelaciones troqueladas que dejaban pasar la luz de las mesas, hacían sombras sobre las proyecciones, que reflejaban la luz del ambiente, con las que podían construir, dibujar, componer y atesorar las estrellas en la palma de su mano. 

Por la necesidad arrastrada de cada proyecto de optimizar los traslados de material y los tiempos de montaje y desmontaje de los talleres, fue en años luz cuando acabé de diseñar una línea de mobiliario lúdico ligero, fácil de transportar, de montar, de desmontar y de intercambiar.

Utilicé capazos negros de los que se suelen utilizar para mezclar cemento y diseñé diferentes tapas que convertían los capazos montados en diferentes mesas sensoriales. Mesas de luz redondas, mesas espejo, mesas para insertar espigas y conectarlas con gomas formando constelaciones, mesas pizarra y algún capazo que no era mesa lleno de bolas transparentes, algunas con luz que lo convertían en una particular piscina para bañarse entre estrellas.

Años luz necesitaba esta retrospectiva porque de una manera u otra acabó su temporada, nació Lucas, nacieron otros proyectos y nuevas necesidades (también económicas). Quiero recordar este proyecto como la primera vez que jugué a darle lugar a un cuento no escrito, cómo la transición de la utopía a una profesión que tiene que cumplir ahora otros objetivos, como el proyecto que ideé para trabajar con Aurora y como la oportunidad que tuve de vivenciar sus collages y compartir procesos creativos con ella.

Cada una a nuestra manera estamos llegando a la luna y a otros planetas con el juego, la estela que queda de Años Luz empieza a iluminar ahora nuevos proyectos.